Un punto de partida importante, antes de más, es saber exactamente qué son los alimentos orgánicos. Una definición que está pautada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Para este ente, se considera así a aquellos alimentos que no han sufrido intervención alguna durante su protección. Y ese término, intervención, abarca un abanico tan amplio como que no se pueden usar ni fertilizantes ni pesticidas químicos no solo en las plantas. También en el suelo en que se cultiven.
1. Son alimentos libres de tóxicos y químicos
Consumir alimentos orgánicos certificados garantiza que no estamos ingiriendo ningún tipo de tóxico. Como decíamos, la exigencia de la FAO de no utilizar ningún tipo de producto químico hace referencia tanto a las plantas como al suelo.
2. Consumir alimentos orgánicos elimina cualquier producto sintético de nuestra dieta
La definición de la FAO no hace referencia únicamente a las plantas. También es extensible a los alimentos orgánicos de procedencia animal. Para el ganado, también existen pautas específicas que garantizan que su carne está libre de antibióticos y hormonas de crecimiento sintéticas.
Dos aspectos que convierten a las carnes orgánicas y productos lácteos en alimentos mucho más seguros. Eliminarlos de la dieta de los animales supone eliminarlos, a su vez, de nuestro organismo. Una manera de permitir que nuestro cuerpo no cuente con aditivos que puedan modificar sus funciones naturales.
3. Cuentan con más nutrientes y grasas más sanas
Empecemos por los alimentos orgánicos de origen vegetal. No solo cuentan con una concentración mayor de azúcares, vitaminas, minerales e, incluso, antioxidantes. Un hecho que se respalda en que han sido cultivados en tierras más limpias y con plantas de huerto no modificadas genéticamente.
4. Tienen mejor sabor y aroma
Al tratarse de alimentos que han sido obtenidos de manera natural, conservan todos los sabores y aromas propios. Eso sí: no esperemos que los alimentos orgánicos vegetales tengan la estética perfecta que solemos ver en los supermercados.
5. Favorecen el comercio justo y de proximidad
Consumir alimentos orgánicos supone, en un gran porcentaje, apoyar a pequeños productores(Brotó). A aquellos que han apostado por la tierra en su estado esencial. Sin alterarla y sin valerse de productos ajenos a ella para sacar adelante sus cultivos o sus animales. Y, en el caso de productos internacionales, es una auténtica apuesta por el comercio justo. Por pagar por un producto lo que realmente vale.
6. Evitan dañar el entorno
Tanto la agricultura como la ganadería ecológicas permiten mejorar de manera natural el entorno. La ausencia de pesticidas, herbicidas o plaguicidas supone una mejora en la fertilidad del suelo. Pero no solo eso: el agua de esas zonas de cultivo se mantiene más limpia, gracias a que no arrastra consigo productos sintéticos ajenos a la naturaleza.
7. Promueven la biodiversidad
Íntimamente ligado con el punto anterior, los alimentos orgánicos son un auténtico apoyo al Planeta. La ausencia de productos químicos convierte estos espacios de cultivo en unos más respetuosos. Y no solo eso: al emplear técnicas de producción ecológicas, estos cultivos suelen contar con plantas amigas del huerto. Una manera de combatir plagas de manera biológica, atrayendo insectos beneficiosos para nuestros cultivos como arma natural para sacar adelante los frutos.
Consumir alimentos orgánicos es apostar por el equilibrio, la sostenibilidad y la salud. No hay mejores motivos para hacerlo.