El consumo responsable es mucho más que una tendencia. Es una alternativa a las lógicas del consumo masivo que se basa en adquirir productos sostenibles y que que aporten valores como la igualdad de oportunidades, la reducción de la pobreza, el trabajo digno, la solidaridad y el cuidado y la conservación del medio ambiente.
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos consumiendo, bien sea mediante el uso de agua o electricidad o adquiriendo nuevos productos o servicios. Sin embargo, ¿lo hacemos de forma responsable? ¿Somos conscientes del gasto energético o alimentario que estamos generando?
Principios y valores del consumo responsable
Hay poderosas razones medioambientales, así como económicas, que nos deben conducir hacia un cambio de concepción y asumir asumir la responsabilidad que tenemos como consumidores y consumidoras. ¡Te invitamos a empezar desde hoy mismo! Eres parte del cambio.
El consumo responsable parte de la idea de que sólo debemos adquirir los productos que realmente demandamos. No se trata de comprar porque sí; el asunto es hacerlo cuando existe una necesidad básica que debemos cubrir.
Pero no solo eso: se trata, al mismo tiempo, de saber comprar. De nada sirve tener conciencia sobre fenómenos como el cambio climático o el calentamiento global si desde nuestro rol apoyamos cadenas productivas que no muestran respeto por los ecosistemas o los recursos naturales empleados en la industria.
“Una de las principales causas de que continúe deteriorándose el medio ambiente son las modalidades insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países industrializados”.
Consumir de forma responsable también supone apoyar iniciativas que promuevan las prácticas sostenibles y que contribuyan a reducir en la medida de lo posible la huella de los procesos industriales en el medio ambiente.
¿Cuáles son los beneficios del consumo responsable?
Ahora bien, es lógico después de lo anterior que te preguntes cuáles son los beneficios prácticos del consumo responsable. Aquí te damos los 3 más importantes:
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Disfrutamos de la biodiversidad
Con buenas prácticas de consumo estamos contribuyendo a generar un menor impacto sobre el medio ambiente. Por ejemplo, aplicando la regla de las 3 R (reciclar, reducir y reutilizar) protegemos los recursos naturales del planeta, los cuales, no lo olvidemos, son limitados.
Al elegir productos de Comercio Justo estamos contribuyendo a construir entornos más equitativos para quienes habitamos el planeta. El modelo de Comercio Justo es sinónimo de vida digna, igualdad de género, ausencia de trabajo infantil, salarios decentes, educación, acceso a agua potable, entre otras iniciativas de economía social.
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Obtenemos un ahorro económico
Usar los electrodomésticos de forma eficiente, así como cuidar de nuestro consumo de luz y agua con pequeños gestos como cerrar el grifo cuando nos estemos cepillando los dientes, reutilizar el agua de lluvia para regar nuestras plantas o desenchufar los aparatos cuando no se usen en vez de dejarlos en stand by, nos reportará una ganancia que se reflejará en nuestras facturas.
Recuerda que si aplicamos los principios y valores del consumo responsable y somos conscientes del impacto que generamos en el planeta, estaremos contribuyendo a la protección del medio ambiente y, al mismo tiempo, a una mejor calidad de vida de quienes lo habitamos.
¡Únete, merece la pena hacerlo!